El deporte de alta competición es, sin duda, uno de los mayores fenómenos de masas a nivel mundial y congrega cada año a miles de millones de espectadores tanto en los recintos deportivos como a través de los medios de comunicación y, especialmente en los últimos años, en las redes sociales.

 

Este hecho provoca que, cada vez en mayor medida, los deportistas sean profesionales del deporte. Esto significa, por un lado, la dedicación exclusiva al deporte y, por otro lado, tener el deporte como principal fuente de ingresos. Estos ingresos, que permiten al deportista profesionalizarse, provienen -en el caso de la mayoría de deportes- esencialmente de dos fuentes: becas o subvenciones y patrocinios.

 

Ahora bien, ¿qué problemas tiene este sistema? En primer lugar, el nivel tanto nacional como internacionalmente crece de manera progresiva con el paso de los años, lo que provoca que cada vez mantener el nivel de resultados -condición que suele exigirse tanto para conservar becas como patrocinios- sea inmensamente más difícil. También nos encontramos ante el problema de que la profesionalización provoca que estos deportistas no salgan al mercado laboral hasta que su carrera acaba, lo que conlleva menos opciones de encontrar trabajo -debido a la falta de experiencia laboral y a la edad avanzada del deportista en el momento de iniciar su demanda de empleo- y serios problemas para la jubilación -ya que la legislación sobre la cotización a la seguridad social de los deportistas de élite en España aún no está en funcionamiento, un hecho que demuestra que las instituciones han vuelto a quedarse atrás-.

 

Ahora bien, ¿cómo se puede actuar para corregir esta situación? En primer lugar, potenciando las ventajas fiscales al sector empresarial por invertir en patrocinio deportivo, siendo aplicables estos beneficios fiscales por patrocinio directo al deportista. Es imprescindible la ayuda del sector privado para que el deporte español mantenga el nivel de excelencia internacional que viene demostrando en los últimos años.

 

Otra medida importante que tendría que trabajarse de inmediato es el cuidado a los entrenadores, estableciendo una serie de ventajas a los de deportistas de alto nivel -en países de nuestro entorno los entrenadores de deportistas internacionales, y los propios deportistas, son incorporados a la administración pública como reconocimiento a su dedicación para representar a nivel internacional a su país y al éxito obtenido en esa labor-. Cuidar a los entrenadores es cuidar al deporte del presente y al del futuro.

 

Todo esto, apoyado por un impulso al deporte escolar y deporte de base -herramienta tremendamente útil para trabajar los valores en el sistema educativo, así como para fomentar un estilo de vida saludable entre los alumnos, lo que ayudaría a la prevención de numerosas patologías relacionadas con la alimentación y el estilo de vida en el futuro del alumnado- sería lo necesario para que el deporte español pueda continuar con su época dorada.

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