¿Qué se hace hace en un centro de alto rendimiento? ¿Cómo es el día a día? ¿Es realmente útil? ¿Qué diferencias tiene un deportista entre entrenar ahí o en su localidad? Estas son algunas de las preguntas que más me han formulado acerca de este tema. En las siguientes líneas intentaré exponer mi opinión, siguiendo mi experiencia, en este caso en la residencia Blume del CAR de Madrid.

En primer lugar, un centro de alto rendimiento es un lugar donde deportistas de todo el país acuden -becados por sus federaciones y el Consejo Superior de Deportes- a intentar desarrollar, con los medios que facilita la estancia en el CAR -servicios médicos, instalaciones, facilidades de todo tipo para el día a día, gastos de vivienda pagados ya que se vive en una residencia…- todo el potencial deportivo.

El día a día, para la mayoría de los deportistas, se basa en tres pilares: formación -bien sea con estudios oficiales o con distintos proyectos relacionados o no con el deporte que faciliten un futuro al acabar la carrera deportiva-, entrenamiento -en función del deporte, la prueba y el deportista; este ámbito, el más importante, requiere de un tiempo y unos medios determinados- y descanso.

En cuanto a la utilidad, para muchos deportistas -especialmente para aquellos que en su lugar de origen no cuentan con los medios o facilidades para entrenar a alto nivel- el CAR supone un salto fundamental en su carrera deportiva, un factor que puede influir decisivamente en su rendimiento. Para otros deportistas -debido a factores como la presión, la distancia con la familia, la edad u otros problemas de índole personal- la experiencia en un CAR no resulta satisfactoria. Por ello, en mi opinión, no se puede afirmar si un CAR es bueno o malo, útil o no, sino que hay que estudiar caso por caso -en este punto considero fundamental tener un asesoramiento adecuado por parte del deportista en su lugar de origen, tanto por parte de su familia como del entorno deportivo, para decidir adecuadamente cuál es el momento de dar el salto al CAR- para, conociendo la situación personal y concreta del deportista, valorar si es una buena decisión tanto personal como deportiva la entrada a un centro de alto rendimiento.

En mi caso, mi experiencia en el CAR de Madrid fue -en mi primera etapa, de algo más de tres años- y está siendo -tras mi vuelta el pasado mes de septiembre a la Blume- más que satisfactoria, tanto a nivel personal como deportivo, ya que me aporta una serie de experiencias vitales, la posibilidad de conocer y convivir con deportistas del más alto nivel mundial y una serie de beneficios deportivos que hacen que mi estancia en el CAR sea positiva para mi a todos los niveles.

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